La historia del trading en Forex

Hoy en día, el trading en Forex está al alcance de cualquiera que cuente con un ordenador fiable y una conexión estable a Internet. Sin embargo, no mucha gente sabe que el cambio de divisas no es, en absoluto, algo nuevo. De hecho, existe desde la antigüedad, cuando las primeras civilizaciones humanas empezaban a utilizar el dinero y a establecer relaciones comerciales entre ellas.
En este artículo, aprenderás sobre la evolución del cambio de divisas a lo largo de los siglos, así como la forma exacta en que se ha desarrollado el trading moderno en Forex y cómo ha llegado a ser tal y como lo conocemos.
Los orígenes
La primera forma de moneda conocida, el siclo, ha sido inventada hace unos 5000 años por los mesopotámicos. Antes de eso, el trueque era el principal método de intercambio. Productos como la piel de animales, la sal y las especias eran muy demandados y se utilizaban como medio para intercambiar otros bienes.
Luego, alrededor del año 700 a. C., los habitantes de varios países empezarían a utilizar el oro (y a veces la plata) para fabricar las primeras monedas. Estas ayudarían a modelar la economía, aportando uniformidad y estandarización al trading.

El primer mercado de divisas
Con el paso del tiempo, surgían cada vez más países alrededor del mundo que utilizaban sus propias monedas y establecían relaciones comerciales con sus vecinos. Durante mucho tiempo, no habría ningún intento importante de crear una institución independiente específica para el trading en Forex. Sin embargo, en el siglo XVII, Ámsterdam abriría el primer mercado de divisas de Europa. Este mercado se enfocaba en el trading de divisas del Condado de Holanda y el Reino de Inglaterra, lo que ayudaría a estabilizar la tasa de cambio del par de divisas. Después de esto, el mercado Forex y el trading de divisas empezarían a extenderse por todo el mundo.
El auge y el declive del patrón oro
Con el tiempo, sería evidente que utilizar monedas de oro y plata en el trading cotidiano no era viable, ya que no había tantas monedas de oro en circulación. Para solucionar esto, los gobiernos empezarían a introducir papel moneda, que actuaba como promesa de pago de una cantidad determinada de oro o plata al portador de un billete.
Sin embargo, este papel moneda no tenía valor intrínseco sin un decreto gubernamental que vinculara su valor al de los metales preciosos. Si un país decidía imprimir grandes cantidades de papel moneda a voluntad, podía provocar la depreciación del valor de su divisa.
Para evitarlo, muchos países decidirían adoptar el llamado patrón oro. Este patrón permitiría a los gobiernos vincular el valor de sus monedas a una cantidad fija de oro. Por ejemplo, si una onza de oro costaba 1000 USD, el valor de un dólar equivalía a 0,001 onzas de oro. Por ello, la cantidad de papel moneda que un país podía imprimir estaba limitada a la cantidad de oro que tenía en sus reservas. Este patrón garantizaba la estabilidad de los precios y frenaba la inflación debido a la imposibilidad de los gobiernos de ampliar la masa monetaria.
En cuanto al cambio de divisas, la nueva relación entre el valor de una moneda y el oro facilitaba la vinculación de las distintas divisas entre sí. Como se necesitaban diferentes cantidades de cada moneda para comprar una onza de oro, este empezaría a actuar como medida para las tasas de cambio.
A finales del siglo XIX, el patrón oro se utilizaba en la mayoría de los países industrializados del mundo. Daría lugar a mejores condiciones para fomentar el trading internacional y aceleraría la revolución industrial.
Sin embargo, al inicio de la Primera Guerra Mundial, los gastos que tenían que asumir los países superaban con creces sus reservas de oro. Esto los llevaría a hacer caso omiso de las limitaciones impuestas por el patrón oro y a empezar a imprimir más dinero, sin importar el tamaño real de sus reservas.
A finales de los años treinta y con la Segunda Guerra Mundial en pleno apogeo, se había hecho evidente que el patrón oro no era sostenible cuando un país atravesaba una recesión económica.

El sistema de Bretton Woods: una nueva página en la historia del trading internacional
Una vez que la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, a los países directamente afectados por la acción militar les costaría mucho recuperarse. En 1944, los delegados de varios países del mundo celebrarían una conferencia en Bretton Woods, Estados Unidos, y firmarían los Acuerdos de Bretton Woods. Este acontecimiento sentaría las bases de un nuevo sistema económico internacional destinado a reforzar las relaciones financieras entre los países.
El nuevo sistema se basaba, en parte, en el patrón oro, pero esta vez solo se fijaría el valor del dólar estadounidense al valor del oro (35 USD por onza). Esto sucedería porque, en aquel momento, Estados Unidos poseía la mayor reserva de oro del planeta. A cambio, el resto de los países que utilizaban el sistema (43 sin Estados Unidos) debían fijar sus propias monedas al dólar estadounidense, con una desviación máxima permitida del 1%. Si el valor de una moneda empezaba a desviarse fuera del rango permitido, el país debía corregirlo comprando o vendiendo dólares estadounidenses.
Este sistema proporcionaría una estabilidad muy necesaria a los mercados mundiales y ayudaría a minimizar la volatilidad de las tasas de cambio. También llevaría a que el dólar estadounidense se convirtiera en la moneda de reserva mundial.
El sistema de Bretton Woods duraría varias décadas, y en los años setenta, el número de dólares en circulación alrededor del mundo empezaría a superar el suministro de oro de la reserva estadounidense. Por este motivo, en 1971, el presidente de los Estados Unidos Richard Nixon suspendería el funcionamiento del sistema de forma temporal. En 1973, el sistema se derrumbaría por completo.
El sistema de libre flotación
El fin del sistema de Bretton Woods desencadenaría el auge del sistema de libre flotación, en el que el valor de una divisa flota en libertad sin estar vinculado al precio del oro. Este nuevo sistema estaba y sigue estando basado en el concepto de dinero fiat, cuyo valor no está respaldado por ninguna mercancía, sino por el gobierno que lo emite.
En el sistema de libre flotación, se permite que el valor de una moneda cambie en función de la estabilidad y la fortaleza económica de su país, al mismo tiempo que refleja los niveles de oferta y demanda de esta moneda en el mercado de divisas.
Aunque se ha abandonado el patrón oro, no todos los países han adoptado el sistema de libre flotación. Por ejemplo, hasta hace poco China había vinculado su moneda, el yuan, al dólar estadounidense. En la actualidad, el banco central de China permite que el yuan flote, pero interviene si su tasa de cambio se alza o cae en un 2% respecto a la tasa media del día.
Sin embargo, el sistema de libre flotación se ha impuesto en la mayor parte del mundo, permitiendo mayor libertad en el mercado de divisas y manteniéndolo a salvo de las intervenciones de los gobiernos.
La era digital
El Internet es una auténtica maravilla del progreso tecnológico que ha conectado a miles de millones de personas alrededor del mundo. Con el nuevo entorno digital, no solo los bancos centrales y las grandes instituciones financieras tienen acceso al mercado de divisas. La creación de múltiples plataformas de trading online ha permitido que el trading de divisas se extienda y gane popularidad entre individuos que ahora se conocen como traders minoristas. Esto ha traído aún más actores al mercado Forex, y con la ayuda de los brokers, ahora pueden participar en una actividad que no solía estar disponible para el público en general.
Este texto es solo con fines informativos y no contiene ni debe considerarse que contiene consejos de inversión, sugerencias o recomendaciones para operar.